sábado, 6 de agosto de 2016

Conoce a Claudio Colina Pontes

Hoy es primer sábado de mes, lo que es sinónimo de una de las experiencias que más nos satisface, la entrevista mensual con alguno de tus escritores o escritoras locales. En este caso, quien ha respondido amablemente a nuestra llamada ha sido Claudio Colina Pontes.
Claudio Colina durante la presentación de "Al norte de abril" en El Libro en Blanco, le acompaña Ángeles Jiménez
Claudio Colina Pontes ha publicado en prensa una cincuentena de artículos, agrupados en las colecciones "Obras con petas" y "Cartas a un pelágico". En 2006 obtuvo el Premio de Relato Breve organizado por la Biblioteca Municipal de El Tanque con "A la sombra de un naranjo". Otro de sus relatos, "Delta", obtuvo el Primer Premio de Relato Corto convocado por la Caja General de Ahorros de Canarias
Un año más tarde, en 2007, publica "El cuaderno asintomático" y colaboró posteriormente en los libros colectivos "Y así sería para siempre" e "Historias Fonendoscópicas". En 2014 publica una novela singular y atípica, titulada "Escaleno", y en el presente año 2016 ha visto la luz su último trabajo, "Al norte de abril", un entretenido libro de relatos de viaje.

P- ¿Quién es Claudio Colina Pontes?
R- Colina es el seudónimo de un narrador español que empezó a escribir prosa a principios de los años noventa, cuando contaba alrededor de veintitrés años. El impulso definitivo lo recibí en el taller de escritura Entrelíneas, del maestro Jorge Eduardo Benavides, al que debo buena parte de lo que sé de este oficio. Fui alumno suyo en 1996. Nada más incorporarme a sus clases, le endosé al pobre hombre una novela horrorosa que yo había pergeñado el año anterior. Lejos de rechazarla, aceptó leerla, con esa exquisita amabilidad que lo caracteriza (seguramente él la llamaría peruanidad). Al día siguiente, ante todos, me «culpó» por haberlo entretenido toda la tarde leyendo «con la cantidad de cosas que tenía que hacer».
Siempre surge la cuestión de mi seudónimo, que utilizo para publicar desde hace más de veinte años. Si volviera atrás, pediría un euro cada vez que alguien pregunta, avinagrado, el porqué. Si el Papa usa seudónimo yo no voy a ser menos, pues tengo una autoridad moral superior, ya que él vende leyendas inverosímiles como verdades incontestables (del estilo de la virginidad de María, los Panes y los Peces, etcétera) mientras yo no doy gato por liebre: mi trabajo es la ficción. Y el lector, cuando coge un libro mío, sabe a lo que se atiene. Pero en España, tal como dice acertadamente el profesor Roberto García de Mesa, la ficción no está bien vista. Trabajar con la ficción es algo que cae mal. ¿Tenemos que ser todos unos Galdós, o qué? Es absurdo. Triste.

P- ¿De dónde nace tu pasión por escribir?
R- Del interés por contar historias, además de la fascinación por el idioma español, que considero uno de los mejores inventos del hombre. El español es una herramienta prodigiosa, dúctil, potente y muy difícil de dominar. Un novio caprichoso, un Proteo jodedor.

P- ¿Cómo es esto de abrirse camino en el mundo de la escritura?
R- [Risas] [Más risas] [Tos y carraspeo] Parece que hoy día impera la literatura de entretenimiento, en la que la calidad es irrelevante. En trilogías. Tal como comenté en la reciente presentación, en esta casa, de Al Norte de Abril, me da la sensación (que me trae al pairo) de que los autores que no publicamos trilogías, sino obras sueltas, pertenecemos a una categoría inferior. Uno de los principios irrenunciables en mi escritorio es pulir el producto al máximo: redondear y equilibrar cada una de las frases para lograr una estética muy destilada. Afilada. Pero no fría. Eso puede aprenderse, por ejemplo, en El Astillero, de Juan Carlos Onetti (ya noto las miradas horrorizadas de muchos lectores, tachándome de «escritor raro»). La página que ofrezco al lector debe ser perfecta: si contiene errores, erratas, fallos de racord y otras calamidades cotidianas que vemos en muchas novelas, estamos insultando al lector. Los autores debemos recordar que el lector ha elegido nuestro libro para pasar un rato entretenido. Por eso debemos respetar su tiempo y su inteligencia.

P- ¿Nos cuentas qué es Olpi Libros?
R- Olpi Libros, nacida a raíz del Gran Hundimiento que nos infligió este maravilloso régimen brutal-capitalista de «amiguitos del alma» en 2008, es probablemente la editorial más pequeña y pobre de España. En ella tenemos la suerte de contar con el señor «Hacedor de Libros Bonitos», Idafe Hernández Plata, un diseñador exquisito que también es autor. Y de los buenos. Creo que todos los editores dosvelistas dicen lo mismo: «En nuestro catálogo prima la calidad» [carcajadas].
Además, Olpi Libros organiza cursos de técnica narrativa, en el que se enseña a escribir en español desde el conocimiento real de la materia, no como en otras escuelas literarias que conozco, donde a veces oyen campanas y no saben dónde.

P- Como lector, ¿te identificas con algún género literario?
R- Con la novela. Sin duda. Y, últimamente, con la poesía. Me acerco a la poesía desde la ignorancia total. A ver si Daniel Bernal Suárez me enseña algo, que él sabe bastante.

P- ¿Y como escritor?
R- Con el cuento, el casicién y la novela. El casicién es una especialidad mía: cuentos de 99 palabras. Ni una más, ni una menos. El nombre se lo debemos a Yolanda Castro Martín. Considero más «importantes» mis novelas que mis relatos cortos.

P- ¿Qué libro recuerdas con especial emoción?
R- La primera lectura de La Metamorfosis, de Franz Kafka. Tenía doce o trece años. Y también la primera lectura de Cien Años de Soledad, de García Márquez. Ahí ya era «mayor»: 16 años.

P- ¿Qué nos puedes decir de la escena que se desarrolla a continuación?
-Evaristo.
Me vuelvo de un salto. La mirada gélida y azul de Meliha, con la mandíbula apretada.
-Cariño –amago un beso, ella aparta la cara-. ¿Estabas en clase de Evolutiva?
-Quién es esa –señala.
-¿Quién es quién?
-Estabas hablando con esa. Dime quién es –los ojos de animal de presa, los brazos redondeados, blanquísimos de Meliha a punto de cerrar los puños.
-Ah, ¿aquella? No sé. No es nadie.
-Es decir que ahora te dedicas a hablar con nadie, Evaristo.
-Llámame Parde, cielo.
-La conoces. O no la conoces.
-No. No sé. Es una víctima.
-Cómo que una víctima, Evaristo.
-Sí, cielo, una víctima del sistema neocapitalista.
R- Es un pasaje de mi novela Escaleno. Evaristo y Meliha (ella es de origen bosnio) tienen veintipocos años y son alumnos de Psicología. Se masca la tragedia. Soy tacaño con las comas, ¿se me nota?
"Escaleno" y "Al norte de abril", los dos últimos trabajos publicados de Claudio Colina

P- ¿Un escritor nace o se hace?
R- Se hace. Sin duda. Una cosa es la «querencia» por las letras o por leer. Y otra es ponerse a escribir a pelo. Eso puede conducir a la frustración, a menos que se sea Arthur Rimbaud (como mínimo). Todo tiene su técnica. Un instalador de puertas automáticas me dijo una vez: «Para todo hay que estudiar. Para todo». Hay mucha sabiduría en el mundillo de la instalación de puertas de garaje.

P- ¿Qué vida de personaje literario te gustaría vivir?
R- Alguna de Julio Verne. Cinco Semanas en Globo, por ejemplo.

P- Dicen que para aprender no hay nada mejor que viajar, ¿qué nos puedes decir de Al norte de abril?
R- Es un volumen al que tengo especial cariño: veintiséis historias de viajes. La tradición de los relatos de viajes es milenaria; está en el origen de la literatura. No hay un viaje, no hay un paisaje: lo que hay (lo que intento expresar en estos relatos) es la interiorización de los paisajes, ya sea alegría, desolación o desasosiego lo que provoquen. Para la presentación de Al Norte de Abril he estado muy bien apadrinado por los autores Ángeles Jiménez, Carmen de la Rosa y el antecitado Idafe Hernández.

P- ¿Con qué escritor o escritora te tomarías un café en El Libro en Blanco?
R- Con António Lobo Antúnes. Es un guasón, me han dicho.

P- ¿Puedes adelantarnos algo sobre tu próximo proyecto literario?
R- Tengo listos para publicar cinco obras, que actualmente «buscan novio» (editor): dos novelas, tituladas Jalisco, no te muevas y Rehenes del Sur, y tres colecciones de cuentos: Aduanera sin fronteras, Vía tópica y Manieristas. Hace poco anoté ideas para una novela, que podría llamarse Gloria. Pero no he empezado a escribirla aún. Aunque no tardaré.

P- Queremos pedirte que recomiendes un libro a nuestros lectores…
R- Intemperie, de Jesús Carrasco.

P- ¿Por qué Intemperie?
R- Porque contiene una buena historia y bien contada, con una calidad literaria abrumadora. Carrasco honra el idioma en esta obra. Honra su tersa sonoridad, la elocuencia del español. Suena cursi, pero es así. Conste que me corroe la envidia, porque este hombre es más joven que yo.
"Intemperie", de Jesús Carrasco, la recomendación que nos hace Claudio Colina

Y así terminó lo que fue una entrevista de lo más interesante, en la que Claudio Colina nos hizo pasar un buen rato. Esperamos que hayas disfrutado con sus ocurrentes e interesantes respuestas. Esta sección volverá el primer sábado de septiembre con de tus escritores o escritoras locales.
¡Hasta pronto!

2 comentarios: