miércoles, 13 de enero de 2016

Recordando a Camilo José Cela

Hoy miércoles recordamos la figura del escritor Camilo José Cela (1916 - 2002), poseedor de una extensa y laureada carrera literaria. Cultivó la novela, la novela corta, el relato, el cuento, la fábula, la poesía, los ensayos, artículos y libros de viaje.
En 1942 publica su primera novela; "La familia de Pascual Duarte", a la que seguirán, entre otras: "La colmena" (1951), "Tobogán de hambrientos" (1962), "Mazurca para dos muertos", (1983), "El asesinato del perdedor", (1994) y "La cruz de San Andrés", (1994).
De entre los muchos premios que obtuvo, destacan el Premio Novel de Literatura (1992); el Premio Nacional de Narrativa (1983) y el Premio Planeta (1994).
El escritor recibiendo un galardón
Te dejamos unos pequeños fragmentos de algunas de las obras de Camilo José Cela:

- ¿Qué opina usted de eso que se dice de que Loliña Araújo comete actos deshonesto con el sacristán en el primer confesionario de la izquierda según se entra de la calle? Que Dios me perdone, pero es un rumor muy extendido.
- ¡Quite usted allá, mujer! ¡Quite usted allá! ésas no son más que habladurías y murmuraciones de gente desocupada, si la gente trabajase más no pasarían estas cosas. ¿Para qué iba a querer Loliña Araújo meterse en esas aventuras sacrílegas teniendo a Evaristo?
- Sí, eso es lo que yo pienso, pero parece que no es así, todas sabemos que Evaristo no es de Loliña, sino de su consuegra doña Clara, el del invernadero de San Pedro de Nos, lo de Loliña y el sacristán Baldomero es otra cosa, cierta o falsa pero otra cosa, yo ni quito ni pongo rey.
- Sí, ya entiendo, ahora ya entiendo, es triste eso de que le cuelguen a una lo que no hizo.
   Doña Concha Rigosa hace ya lo menos siete años que no peca más que contra el mandamiento de la ley de Dios que prohíbe levantar falsos testimonios y mentir.
- ¿Cuál es?
- No sé, no lo recuerdo bien, el octavo, creo que el octavo, sí, es el octavo, el séptimo no robar, el octavo no levantar falsos testimonios ni mentir, el noveno no codiciar la mujer de tu prójimo, tomando carrerilla desde el principio salen todos.
- Sí. ¿Y las mujeres podemos codiciar al hombre de nuestras amigas y nuestras vecinas, al hombre de las demás?
- Eso no lo sé y además tampoco quiero meterme en líos.

Fragmento de "La cruz de San Andrés"

   El niño Raúl era un niño con personalidad; esto es, un niño flaquito, paliducho, que hacía, más o menos, lo que le daba la gana. El niño Raúl tendía a la histeria, a la misantropía y a la holganza, como los sabios de la Antigüedad. El niño Raúl tenía manías, una bicicleta y diez o doce años.
   El niño Raúl, aquella temporada, lo que le preocupaba era tener una oreja más grande que otra. El niño Raúl se miraba al espejo constantemente, pero el espejo no le sacaba demasiado de dudas; en los espejos que había en casa del niño Raúl jamás podían verse las dos orejas a un tiempo.
Una selección de obras del escritor
Fragmento de "Los viejos amigos"

Un nido de alacranes se revolvió en mi pecho y, en cada gota de sangre de mis venas, una víbora me mordía la carne.
Salí a buscar al asesino de mi mujer, al deshonrador de mi hermana, al hombre que más hiel llevó a mis pechos; me costó trabajo enontrarlo de huido como andaba. El bribón tuvo noticia de mi llegada, puso tierra por medio y en cuatro meses no volvió a aparecer por Almendralejo; yo salí en su captura, fui a casa de la Nieves, vi a la Rosario...
¡Cómo había cambiado! Estaba aviejada, con la cara llena de arrugas prematuras, con las orejas negras y el pelo lacios; daba pena mirarla, con lo hermosa que fuera.
- ¿Qué vienes a buscar?
- ¡Vengo a buscar un hombre!
- Poco hombre es quien escapa del enemigo...
- Poco.,.
- Y poco hombre es quien no aguarda una visita que se espera.
- Poco... ¿Dónde está?
- No sé; ayer salió.
- ¿Para dónde salió?
- No lo se.
- ¿No lo sabes?
- No.
-  ¿Estás segura?
- Tan segura como que ahora es de día.
Parecía ser cierto lo que decía; la Rosario me demostró su cariño cuando volvió a la casa, para cuidarme, dejando al Estirao.
- ¿Sabes si fue muy lejos?
- Nada me dijo.
No hubo más solución que soterrar el genio; pagar con infelices la furia que guardamos para los ruines, nunca fue cosa de hombres.

Fragmento de "La familia de Pascual Duarte"

Esperamos que te hayan gustado los fragmentos que hemos seleccionado.
¡Hasta el próximo miércoles!

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